Una vez alguien me explicó que la alquimia era el arte que buscaba sublimar todos los elementos de la tabla periódica para convertirlos en oro, pero lo que más me sorprendió fue la idea de poder purificar el elemento más pesado (Oganesón) hasta convertirlo en el más ligero (Hidrógeno). Esta tarea metafórica que tiene un alquimista me pareció ilustrativa en mi comprensión de lo que ahora estudio y que tiene que ver con la traducción de lo tácito a lo explícito, según algunos autores como Nonaka y Takeuchi. Como administradora de empresas me resulta interesante visualizar el conocimiento como algo administrable, sobre todo cuando siempre he concebido al conocimiento como algo sumamente intangible y subjetivo; la idea de planearlo, organizarlo, dirigirlo y retroalimentarlo me parece hasta cierto punto simpática y divertida, pero cuando constato que el conocimiento efectivamente se puede gestionar, y específicamente respecto al tema que me ocupa en este blog, el hecho de comprender